lunes, 23 de abril de 2012

Necesidad de Formación

            La Montaña está frecuentada por un número cada vez mayor de aficionados en busca de aire puro, de descanso, de grandes espacios, de placeres estéticos, de ocio o deportivos. En un principio, la montaña fue el dominio de los pioneros del alpinismo, posteriormente de montañeros y hoy en día, debido a la considerable mejora de los accesos a las montañas (carreteras, pistas, etc.) y a las infraestructuras, ha aumentado de forma exponencial el número de senderistas, además de esquiadores, jinetes, aficionados a la bicicleta de montaña, al vuelo libre, a las actividades de aguas bravas, etc.
            Esta presencia cada vez más frecuente sumada a la facilidad de su acceso genera una falsa sensación de seguridad. La montaña no es un espacio de ocio organizado y absolutamente seguro. Todas estas actividades se practican al aire libre en un entorno natural “con riesgos” que se caracteriza por la presencia de fuertes pendientes, farallones, terrenos nevados inestables e inseguros, etc. En este entorno, los fenómenos meteorológicos evolucionan a menudo muy rápidamente y con violencia. El desconocimiento de sus efectos puede entrañar consecuencias a veces dramáticas.
            A un buen equipo y un buen conocimiento teórico y práctico de las técnicas generales para la vida y el movimiento en montaña (orientación, meteorología, geología, primeros auxilios, alimentación, etc.) y las propias de cada disciplina, se debe sumar el considerar cada actividad, reto y objetivo de forma juiciosa y metódica. Éste es el factor fundamental para la seguridad así como un elemento primario para un mayor disfrute y confort en nuestra Montaña.
            Así en nuestro Club, gracias a la implicación de un número cada vez mayor de sus socios esta aumentando cada vez más la realización de actividades y en consecuencia la participación de los socios.
            Este aumento de actividades no solo ha sido en cantidad sino también en calidad, esto es; cada vez son más los socios que tienen acceso a participar en un número cada vez mayor de estas actividades técnicas, pero en este aumento en la participación se ha apreciado que son bastantes los socios que carecen de una mínima formación técnica básica, necesaria para practicar con seguridad la actividad; técnicas que son de obligado conocimiento personal y que no pueden ser delegadas al Guía o Director de Actividad. Conceptos como autoaseguramiento y autodetención en el medio nevado, por no decir ya de “ensamble” o triangulo de fuerzas o el mismo concepto de cordada, así como el fraccionamiento de la instalación en las vías ferratas, etc. etc. etc…., son términos totalmente desconocido y carentes de significado para mucho de los socios participantes.
               Es por lo que desde la Presidencia del Club se recomienda y se podría decir se exige a todos los socios que en algún momento practiquen este tipo de actividades técnicas (escalada, ferratas, alta montaña, etc.) o que intención de orientar sus actividades a estas cada vez más comprometidas; la realización de cursos de iniciación (alta montaña, escalada en roca, ferratas, etc) que Nuestra y otras federaciones organiza e imparte durante todo el año.   
               La causa del ochenta por ciento de los accidentes en montaña son; la imprudencia y el exceso de confianza.
Pedro D. Tendero Yañez

miércoles, 7 de marzo de 2012

Lo básico en Vías Ferratas.-

Existen muchas actividades de montaña, y para que sus practicantes puedan disfrutar de todas ellas, siempre hay que seguir con el lema que nos caracteriza desde nuestros inicios:
INFORMAR – ENSEÑAR – PRACTICAR.
Desde el respeto a nuestros Espacios Naturales, pues, al fin y al cabo, son nuestro terreno de juego, nos preocupa la seguridad. Tenemos que ser cocientes, que no nacemos enseñados y que tenemos unas limitaciones físicas, que cada uno debe conocer, y por tanto debe saber cómo actuar.
VIAS FERRATAS.- A las paredes y zonas rocosas más abruptas de la montaña, solo podían acceder los escaladores con sus técnicas; actualmente pueden acceder otros deportistas. Para esto se han equipado itinerarios tanto para recorridos en vertical, como en horizontal, instalando grapas, pasamanos y cadenas, entre otros elementos. Se crean así, las vías ferratas. La seguridad a través de un cable de acero montado en toda la vía, que junto con el arnés, que estará provisto de un “triangulo de vida”, al unirle un disipador y mosquetones de seguridad, nos protegeránn en caso de caída.
Las vías ferratas clásicas están en los Dolomitas (Alpes Italianos), también las encontramos en gran número en Francia, Suiza, Alemania y poco a poco en España.
Las primeras vías ferratas en Europa.- La primera se instaló en 1.843 en Austria, haciendo más accesible la ascensión al pico Hoher Dachstein. Posteriormente, se equiparon vías en el monte Grobglockner, también en Austria, en 1.869, y en la Marmolada, en Italia, en 1.903. Pero su auge comenzó en la Primera Guerra Mundial, cuando se equiparon, con fines militares, senderos en los Dolomitas, en la confrontación bélica entre el imperio Austrohúngaro contra Italia. Al final de la guerra, el uso de estos caminos se re-convirtió en deportivo y de ocio.
Vías ferratas en España.- Antonio García Picazo, junto con otros, instalaron las primeras vías ferratas a partir de 1990, en la Montaña de Montserrat; la primera fue la vía Teresina. Aunque existe un precedente pues, a finales del siglo XIX (1.881), en el Parque Nacional de Ordesa, el herrero de Torla, Bartolomé Lafuente y Miguel Bringola, por encargo de un caballero inglés aficionado a la caza, instalaron las famosas clavijas de Cotatuero: Son un total de treinta y dos hierros entre clavijas y alguna grapa, que salvan una pared rocosa, con gran desplome al final del circo que le da el nombre. Actualmente hay muchas rutas equipadas en todo el territorio nacional, y podemos disfrutar de ellas cerca de nuestra ciudad, en Villena y Petrel.
Material imprescindible para realizar una vía ferrata.-
1. Casco: Para evitar daños por las caídas de piedras fortuitas o por la progresión de otros escaladores.
2. Arnés: Regulable en cintura y piernas, para poder adaptárnoslo.
3. Disipador de energía: En caso de caída, este dispositivo la amortiguará, reteniéndonos por el arnés, evitando el golpe seco. Es obligatorio el uso del disipador en una vía ferrata.
4. Tercera baga: Se trata de un cabo de anclaje, que no es imprescindible, pero en momentos de dificultad, nos dará la necesaria seguridad y nos permitirá descansar.
5. Placa de aseguramiento / Cuerda: Conviene llevar una cuerda de seguridad, para que, en caso de inseguridad de los escaladores menos expertos, posibilite asegurarles en los pasos más difíciles, o utilizarla como vía de escape, rapelando.
6. Guantes: Para agarrarse a los elementos artificiales o naturales, y proteger las manos.
7. Calzado: No es necesario un calzado muy técnico, pero si unas buenas botas de montaña, con buena suela.
Algunas normas y nociones que se deben tener en cuenta.-
1. Para informar del grado de dificultad de la vía, encontramos dos clasificaciones distintas, de números y letras: De 1 a 5 y de A-E, indicando su dificultad, conforme progresa.
2. Es Imprescindible conocer de antemano la reseña de la vía, y seleccionarla, conforme a nuestro nivel técnico y condición física.
3. En el recorrido de la vía, tener siempre dos puntos de anclaje mediante los mosquetones de seguridad, de forma que, cuando se haga un cambio de tramo del cable de seguridad, al menos uno de los mosquetones permanezca conectado a uno de los tramos, y nunca hacer un cambio con los dos mosquetones a la vez.
4. Nunca deben permanecer dos personas ancladas al mismo tramo del cable de seguridad. La caída de uno puede arrastrar al otro.
5. Tener cuidado al progresar en la vía, para evitar el desprendimiento o caída de piedras o rocas, y si no fuese posible, los montañeros deberán realizar el recorrido lo más juntos posible, para esquivarlas antes de que aumente su velocidad de caída.
6. Las presas pequeñas metálicas, son para los pies, no se deben meter las manos o los dedos, pues, en caso de caída, existe riesgo de graves lesiones, incluso amputación de falanges.
7. No hay que tener prisa, hay que progresar con seguridad, teniendo siempre tres puntos bien anclados, e ir pasando los mosquetones del disipador por el cable de vida. No siempre encontraremos pasos artificiales, es posible que sea necesario progresar por la roca, pero por regla general, tendremos muchos y fáciles agarres.
8. Además de los cabos de anclaje del disipador, una tercera baga nos dará seguridad, y nos permitirá descansar los brazos, así como disponer de un punto más de apoyo y sujeción para progresar.
9. Los mosquetones y bagas de seguridad, llevarlos siempre por encima del brazo. La progresión será fácil y no nos olvidaremos pasarlos por los puntos de unión.
10. Nunca sujetarnos del cable de seguridad ni utilizarlo como pasamanos, si no es imprescindible. No está dispuesto para este fin, y podría causarnos alguna lesión en las manos.
Manuel Novés Parras

Vía Ferrata del Cid, 9 de febrero del 2.012 (Petrel / Alicante)

El pasado 19 de febrero, en un estupendo y soleado día para la práctica de las actividades de montaña, nos desplazamos a estas sierras alicantinas, con un relieve muy característico, donde destaca La Silla del Cid, en forma de meseta elevada, conocida también como "Castillo", por la paredes rocosas que la rodean, al pie de la localidad de Petrel (Alicante), donde Rafael Botella y Juan Montesinos, en 1970, abrieron la vía clásica de escalada, que por la cara Norte, les dejaba en la cumbre.
En 1972, deciden reequiparla, introduciendo variantes, y añadiendo un cable de seguridad, que hacen que más escaladores la intenten. En la actualidad ha quedado como vía ferrata, muy interesante, y con un nivel técnico de cierta envergadura, con pasos de IV en roca, y algún posible IV+ o V.
DATOS. Tiempo.- 45 minutos de aproximación / 2 horas para la vía / 1 hora descenso.
El coche lo dejamos en el aparcamiento de la Casa del Forestal, no sin antes haber dado varias vueltas por Petrel hasta encontrar el camino; afortunadamente, siempre hay algún paisano amable que nos indica, e incluso, como en nuestro caso, que nos acompaña hasta dejarnos en el mismo carreteril que debemos seguir. El aparcamiento es un ensanche donde termina el asfalto y comienza una pista de tierra, que recorre la ladera Norte de la montaña, donde los pinos se han asentado, hasta el collado que separa este valle de la vertiente que se introduce en la zonas montañosas del Xorret del Cati, famosa por la etapa de la Vuelta Ciclista a España que termina en este paraje.
Nos ponemos los artilugios (casco, arnés y herrajes), y el calzado. Esta vez, la mochila va a llevar poco peso, por el día radiante, aunque no vamos a sentir el calor de los rayos del sol, mientras que no alcancemos la cumbre. Vamos caminando por la pista de tierra, siempre con una pendiente moderada, aunque en algún punto donde esta se agudiza, la han en cementado. Tenemos en la zona abierta, a nuestra izquierda, toda la planicie donde se asientan Elda y Petrel, y a la derecha las laderas de la Silla del Cid.
Transcurridos unos 45 minutos, y cuando la pista empieza a descender, encontramos, a la derecha, unos grandes mojones que nos indican el inicio de la “vía”. Un primer tramo con unas cadenas y escalones, de fácil progresión y poca pendiente, nos deja en una vira. Tras recorrerla unos cientos de metros llegamos a una repisa, donde comienza la vía ferrata a discurrir con trazado vertical. Comenzamos con unos pasos II y III, solo con la seguridad del cable de vida, pero con fáciles agarres a la roca. Empezamos a sentir la verticalidad, al ver como la pista se va quedando muy abajo.
Por ahora vamos disfrutando, con algunos pasos más empinados, pero asegurados con escalones, y trepadas en roca, pero siempre llevando la seguridad del cable, que nos acompañara hasta la cumbre. Sentimos fluir por primera vez la adrenalina, cuando nos encontramos con los primeros pasos IV de escalada, sin escalones metálicos, que atacamos disponiendo de muchos agarres. Pero estos están desgastados, muy pulidos por el paso de los escaladores, y tenemos que agilizar la vista y el tacto para encontrar las presas. La pared se inclina; notamos el vacio debajo de nuestros pies. Totalmente concentrados, no nos hablamos, ni pensamos. Una zona de escalones que nos deja en una repisa, y aprovechamos para beber agua, y relajarnos unos minutos, comentando que, a pesar de la dificultad, no hemos pasado malos momentos: la vía está bien equipada, y esto da seguridad.
Pero ha transcurrido mucho tiempo desde la última vez que nos enfrentamos a estos retos, sin sentir estas sensaciones, y hay que volver poco a poco a entrar en materia. La realidad nos despierta de nuestra relajación con otro tramo de escalones, que termina con una escalada IV en roca. Afortunadamente, se deja hacer, ya hemos ganado algo de experiencia, y ahí es cuando comenzamos a disfrutar. Llegamos a un falso llano, donde una sencilla placa en memoria de un compañero caído, nos dice que estamos haciendo un deporte extremadamente peligroso, y que nunca podemos abarcar por encima de nuestros conocimientos técnicos y condición física.
El siguiente tramo es muy vertical, pero muy equipado de escalones; también encontramos muchos agarres en la roca para pies y manos. Estre tramo nos introduce en una chimenea que nos deja en la explanada somital. De aquí nos vamos directamente hasta el mojón de piedras de la cima (no hay punto geodésico), donde a uno de los muchos senderistas allí congregados, le pedimos que nos haga la foto de cumbre, y deje para la posteridad el abrazo de satisfacción por el objetivo cumplido.
No podemos olvidar que estamos en la Comarca del medio Vinalopó, y tenemos la suerte de estar en un mirador natural de todo el valle, donde podemos plasmar toda su belleza con nuestras cámaras fotográficas. El regreso por el sendero PR, que en principio desciende por la cumbre, para girar hacia la vertiente Norte y en curvas y diagonales suaves, nos deja de nuevo, en el aparcamiento de la Caseta Forestal, inició de nuestra aventura. Solo nos queda el recuperar fuerzas, con un buen vino, con denominación de origen de la tierra, y viandas de la comarca.
Amigos, hemos pasado una buena mañana de montaña, cerca de Albacete, con una actividad novedosa, que cada vez tiene más practicantes, y que permite acceder a las cumbres por zonas que hace años era impensable para un nivel técnico medio en escalada. A los quince días un grupo de 8 personas recorrieron las Vías Ferratas de Villena, de un nivel técnico más bajo, equipadas con escalones y cable de seguridad en su totalidad, y donde se salvan dos pequeños barrancos, a través de puentes tibetanos.
Manuel Novés Parras.

jueves, 9 de febrero de 2012

A Aitana (1557m) por el Castell de Confrides.

Sabíamos a lo que íbamos, no a deleitarnos plácidamente en la cima conseguida, o en algún rincón singularmente sugestivo contemplando el horizonte, sino a transitar por la más cruda y dura expresión de la Montaña, pero es esto a su vez lo que la hace bellísima y extraordinaria; temperaturas de -6º con vientos de 25 km/h, rachas de 50 y sensación térmica de -15ºC.

Pero hacia allí fuimos seducidos y allí fuimos maravillados, porque “hacer montaña” es lo que realmente nos gusta.
Ya sabéis…“Somos los del Sierra”.
MEDIO NATURAL: Sierra de Aitana (Alicante)
ACTIVIDAD: Benifato (650m) – Castell de Confrides (1.175m) – Fuente de la Forata (1.390m) – Pas de Rabosa (1.460m) - Pico Aitana (1.557m) – Port Tagarina (1.250m) – Fuente del Partagat (1.000m) – Benifato (650m).
FECHA: 4 de febrero del 2.012
DISTANCIA: 21,900 kilómetros
DESNIVEL: 1.300 METROS +
ORGANIZA: Club de Montaña Sierra de Alcaraz de Albacete
PARTICIPANTES: 20 montañeros
La Sierra de Aitana se encuadra dentro del Sistema Bético, en su extremo más oriental, en la comarca alicantina de la Marina Baja, que da sus últimos coletazos en el litoral, con un relieve muy accidentado, predominando el roquedal en las partes superiores. En esta vertiente se encuentran las alturas principales, como Aitana y Peña Alta. Su estructura calcárea, con cumbres muy amplias, forman grandes calares. Estos recogen las aguas de la fundición de las nieves y lluvias, y como grandes esponjas las chupas a sus entrañas, dando origen en sus faldas a multitud de fuentes de agua cristalina, y a su vez a nacimiento de arroyos y ríos que desaparecen antes de llegar al mar, principalmente por la explotación humana.
Tenemos dos objetivos, uno histórico, el Castillo de Confrides de origen árabe, y conquistado para el cristianismo por el rey Jaime I en 1.264, y otro, ascender a Aitana, máxima elevación de la provincia de Alicante, y segunda de la Comunidad Valenciana, solo superada por el pico Calderón en la Sierra de Javalambre (Rincón de Ademuz).
A las diez de la mañana el autobús nos deja en Benifato, tenemos un extra de cuatro kilómetros, no podemos llegar a la fuente de Partagat (inicio y final de la ruta), por las condiciones climáticas tan adversas, que ha dejado toda la sierra cubierta de nieve, y las bajas temperatura han provocado placas de hielo en el asfalto. El frio es intenso (-4º), pero lo peor el viento, que lo vamos a sentir, cuando la falda de la montaña no nos proteja.
El paraje por donde discurrimos, son paramos de altura, desplomándose al valle del río Guadalest, y este flanqueado por la sierra de Aitana (la que recorremos), y la de Serrella que mueren en el Mediterráneo, donde proliferan pequeños cultivos de olivos y almendros, estos en flor, entre la nieve. Aquí aparecen pequeños pueblos serranos, como Confrides, Benifato y Guadalest.
Cogemos la carretera que asciende al paraje natural de la fuente de Partagat, y a unos dos kilómetros, giramos a mano derecha, por otra carretera de servicio de algunas Masías (casas de labor). Poco después cruzamos el arroyo del barranco de la Favara, desviándonos a la izquierda por un camino de tierra; desde ahí podemos observar los primeros “campanos” de hielo y sus aguas congeladas. Cruzamos varios caminos y pistas para salvar las lomas en la ruta, pero siempre teniendo presente el roquero donde se asienta las ruinas del Castillo, y el collado, donde termina el camino, que nos separa de la pared de más de 100 metros que tenemos a nuestra izquierda, que aparenta ser una buena zona de escalada para acceder a la planta del Castillo, pero pensamos que debe estar muy descompuesta, cuando no tiene reseñas.
Conforme vamos ganando altura la capa de nieve aumenta, en especial en las zonas de umbría. El frio es seco, pero hay veces que el viento sopla a sus anchas, hay que abrigarse con todo lo que tenemos, podemos tener una sensación térmica de más de -10º. Aunque parezca que no se puede subir al Castillo por lo abrupto donde se asienta, en el collado aparece una senda pedregosa y peligrosa por la nieve y hielo que nos obliga a subir con los cinco sentidos. En el resguardo de sus ruinas podemos disfrutar unos instantes de todo el valle, dominado por el pintoresco pueblo de Guadalest.
Volvemos al collado, y entre el manto nival, aparece el rastro del sendero de nuestra ruta. Por unos instantes nos imaginarnos que estamos en otras latitudes y macizos montañosos. Terminamos en una pista que tomamos a la derecha. Damos un giro a nuestra marcha, empezando a encarar la montaña, salvando los montículos y espolones que conforman sus laderas, entre pequeñas masas forestales de pinos. De cuando en cuando atajamos por alguna senda y vaguada, que nos permiten llegar a la fuente de la Forata.
Aquí se juntan los senderos PR CV 20 y 21, que unen los distintos pueblos de la comarca, y la fuente de Partagat con la cumbre de Aitana, nuestro objetivo… y el del Ejército del Aire, que ha construido un Radar de Alerta y Control, y varias antenas de telecomunicaciones, que, al encontrarse valladas, nos impiden llegar al vértice geodésico; pero nos conformamos con alcanzar la cumbre auxiliar, donde cada uno de los montañeros que llegamos añadirá una piedra más a un mojón, el mojón de Aitana, con el ánimo de superar la altura que nos está vedada.
En este punto parte un sendero para salvar la muralla de piedra que se encuentra delante de nosotros, con un paso espectacular y vertiginoso en su final, el Pas de Rabosa, que nos obliga a una corta trepada, a dar un paso casi aéreo, y al paso estrecho a través de una grieta, con dificultades para los voluminosos, que queda invisible desde abajo, donde trepamos, y que guarda el paso a una “diaclasa”, y al “calar” de Aitana. La nieve, el hielo y el velglas, nos ha mantenido en cálida tensión y muy ocupados, pero rapidamente volvemos a la fría realidad azotados por el viento que campa a sus ancha en la meseta. No hay opción más que la de ponernos todas las prendas que llevamos, y cubrirnos sobre todo manos y caras: Estamos sobre los 15 grados bajo cero de sensación térmica. Rápidamente hacemos más alto el “mojón” de cumbre, y bajamos al “trascacho” de la grieta, para recuperar fuerzas.
La nieve y el viento han borrado la senda, pero la huella de los que nos han precedido, nos deja en Aitana y cerca de sus 1.556 metros. Solo tenemos tiempo de hacernos la foto de cumbre y de ojear las instalaciones militares, a la izquierda. En un día normal y soleado, es imprescindible recorrer la cuerda por su vertiente norte y disfrutar de sus farallones y cortado, pero hoy no es el día, y hacemos con diligencia.
Subimos y bajamos, pasando por otras cotas, pero siempre descendiendo en altura, y de cuando en cuando, detrás de algún chaparro, nos detenemos un instante para disfrutar de la vista de la costa mediterránea, desde Denia hasta Alicante, y del Peñón de Ifach, y la mole del Puig Campana, que nos oculta la ciudad de Benidorm.
En el Collado, aparece la pista que, por la cara norte, a la izquierda, nos deja en el área de recreo de la Fuente de Partagat, y en la carretera de servicio que desciende hasta Benifato. No podemos dejar de comentar la imprudencia de muchas personas, que, por evitar caminar unos centenares de metros, se arriesgan a circular con el coche, sobre el firme helado, para llegar hasta el costero de nieve y, con vestimenta y calzado a todas luces y como poco, inadecuados, jugar un rato con la nieve.
Son las cinco y media de la tarde. Hemos llegado hasta donde nos aguarda el autobús. Nos esperan unas buenas rubias espumosas…, pero esto es otra historia.
Manuel Novés Parras.

miércoles, 1 de febrero de 2012

“Visitando Tinajeros”, de Albacete a Tinajeros, almuerzo, y regreso.-

El sábado, día 28, fue la segunda de abono. A las 7.30 hrs. estábamos en “El Delirium”, es esta ocasión éramos solamente cinco dispuestos para la marcha, nuestro amigo Pablo Belmonte fue a despedirnos (un detalle que se le agradece), y nos contó su aventura “mochilera” con final feliz.
La gente se debió asustar por los pronósticos de lluvia, pero nada más lejos de la realidad: el día fue espléndido. Empezamos la andadura todavía sin luz, disfrutamos de los colores del amanecer por las llanuras manchegas, el camino fue diferente al de Aguas Nuevas, más rural, entre campos de cultivo, por lo que pudimos ver conejos, liebres, perdices y alguna rapaz que no fuimos capaces de “clasificar”… que si cernícalo, que si milano, que si águila y entre tanto nos acordamos del compañero naturalista, pues él nos habría sacado de dudas. También nos cruzamos con unos cuantos galgos a los que llevaban corriendo detrás de un coche para entrenarlos en el “arte de la caza”, y oye ¡qué menudo morro! seguro que al conductor tampoco le había venido mal alguna carrera. Tan entretenidos estábamos que llegamos sin darnos cuenta a la gran urbe de Tinajeros. Encaminamos nuestros pasos al bar “Los Martínez”. El desayuno en esta ocasión fue algo más liviano, un poco de chorizo , morcilla y lomo de orza, a modo de degustación pues ni el lugar ni el mesonero invitaban a mucho más, que en el tema del “yantar” le gana por goleada el Bar del Galguero… y después del café emprendimos la vuelta a casa.
Entre conversaciones a ratos “filosóficas” de las diferencias entre hombres y mujeres, anécdotas montañeras e incluso discusiones sobre las calorías que se pueden quemar con esta actividad, entramos en la ciudad, subimos los dos puentes para salvar las vías del tren y la autovía y llegamos al punto de partida a las 13.30 hrs. cumpliendo nuevamente el horario previsto.
Se puede decir que la “la segunda” ha sido igual de agradable que la primera, por lo que decidimos hacer la tercera, y es que según dicen no hay dos sin tres ni tercera mala.
MariCarmen “Maica” González Paterna.

lunes, 23 de enero de 2012

Próxima salida: A Aitana (1557m) por el Castell de Confrides.

El próximo sábado, día 28, vamos a subir a Aitana (1.557m), la cumbre más alta de las montañas alicantinas, en la comarca de la Marina Baja, aunque, para siendo sinceros, no podremos llegar a la cima, pues está ocupada por instalaciones militares y antenas de comunicaciones; nos quedaremos a 1.548m de altura y a unos 250 m de distancia.
El autobús nos llevará hasta la localidad de Benifato, a medio camino entre Alcoy y Benidorm, cerca de Guadalest. Vamos a intentar que nos suba hasta la fuente del Partagat, lugar habitual desde donde parten los senderistas que se dirigen a Aitana. Y es que “la Font” como le dicen allí, esta a cota 1000m, y el pueblo 650m. El inconveniente es la carretera que sube, que es estrecha y repentina para los vehículos.
Aitana estará cerca, al Sur, pero nos dirigiremos hacia el Norte, buscando caminos que nos conduzcan al Castillo de Confrides, o de Alfofra, de Aitana, o de Benifato, pues no en balde está dentro de su término municipal, y a escasos metros del de Confrides. Son las ruinas de una fortaleza árabe conquistada por Jaime I en 1264. Podéis encontrar una reseña (por ejemplo) en:
http://www.naturayeducacion.com/castillos/c_valenciana/alicante/marina_baixa/confrides/castillo_confrides.asp
Y desde ahí, nos encaminamos a nuestro objetivo, subiendo progresivamente por caminos, sendas y algún atajillo. El último trecho de subida lo anuncia la Font de la Forata, y jalonado por algunos de los pozos de nieve, que tanto nos impresionaron al recorrer el Parque de Mariola, y bien guardado por el “Pas de Rabosa”, al que se accede por un corto, angosto y empinado sendero que nos enfilará hasta un estrecho natural, una puerta que obligará a más de uno a quitarse la mochila y a pasar de lado.
Cincuenta metros más arriba en el último tirón, nos aguarda la un hito de piedras, cerca del vallado militar, para contemplar (si la niebla y las nubes son generosas y se van de viaje a otro sitio), una de las mejores vistas de Alicante.
Bajaremos por la cuerda de la Sierra, hacia el Oriente, hasta el Port de Tagarima, y por el camino con las marcas del PR CV 10, hasta la Font del Partagat. Habremos recorrido unos 16 km.
La previsión meteorológica es bastante nefasta, casi seguro que nos llueve y quizá nieve, la cota está a 1100m. Viento de 30 km/h. Habrá que estar atentos a la predicción, e ir convenientemente pertrechados para el frío (estaremos muy altos) y para la lluvia y la nieve, incluso con ropa de repuesto, sobre todo calcetines y calzado. No nos da miedo, somos los del Sierra y vamos a disfrutar en la compañía de nuestros compañeros. Decálogo del montañero: “La lluvia forma parte de la naturaleza; ¡disfrútala!”; letanía, o mejor, como dice nuestro venerable Germán, “mantra”: “No hay dolor”.

Tampoco somos temerarios. Por eso, estad atentos al correo.

Subida al Mentiras (casi 1900m, 1896 más o menos, depende de donde se mire), desde La Alcantarilla hasta Arguellite, por la Peña Palomera.

Las 06:50h del domingo 22 de Enero. Nadie por la calle. Algún coche circula, pero son un par de luces en movimiento, estrellas fugaces en el cielo de las estrellas que son las luces de las farolas.
Y los 16 montañeros dos de ellos muy jóvenes, Emilio y Esteban, dignos de elogio, que se reúnen para acudir a la llamada del madrugón y del esfuerzo, movidos solo por la voluntad; no confundir con la ansiedad que mueve a un enganchado a un vicio, es fuerza de voluntad, porque la recompensa que es personal e intransferible y distinta para cada uno, bien valdrá el sacrificio.
La nieve caída de la última semana nos invita a la ruta. No hay ni secreto ni conspiración: Un aviso basta.
Nos ponemos en camino a La Alcantarilla, aldea cerca de Plañel, pedanías de Yeste, cara oriental del Calar de la Sima.
Tras mucho viaje, organizamos los coches para que la ruta sea lineal, y nos ponemos en marcha con algún titubeo para encontrar la salida. Pero al final, el arroyo Palomera nos acoge. Viene crecido. Nos regala la música del agua que en el sendero vegetal que asciende, es estereofónica, fuerte y grave a la derecha, por el agua del arroyo y dulce y aguda por la izquierda, al saltar entre las piedras del sendero, improvisado canalillo para el agua.
Dos farallones imponentes, quizá cuarenta metros, quizá más, son el pórtico que nos anuncia lo abrupta y montañera de la ruta. Punto clave, con dificultades para seguir la senda, porque todo es naturaleza salvaje, piedras y zarzas.
El primer escalón nos hace olvidar el frio de la mañana; llegamos a un momento de respiro mientras recorremos un antiguo camino de saca de madera, y casi con las mismas pulsaciones, el segundo escalón. Paramos a respirar, tomar un trago de agua y a quitarnos la penúltima capa. Un mirador esplendoroso es el aliento del camino, que nos hace sufrir con la subida, pero que no quiere que abandonemos, y nos hace exclamar y dibujar caras de asombro.
Otro escalón, más esfuerzo; alternamos senda con caminos viejos y no tanto, con alguna “trocha del ganao”. Y más vistas, aliento para nuestros fatigados pechos. Estamos ya sobre el Regajo de las Aceas.
Otro escalón, estamos a 1.600m; este a sido duro, hemos sorteado el barranco entre las crestas de “El Rayo” y “La Cabaña”; paramos, mientras contemplamos lo que nos espera. Nos parecía lejos, abajo, y ahora está ahí, la Peña Palomera.
El reino vegetal va perdiendo sus poderes y ahora reina la piedra. Otro esfuerzo más. Hemos pasado los tornajos, estamos pisando nieve, virgen, que cruje mientras acoge nuestra huella.
Afrontamos el último escalón, que nos dejará las piernas con el lamento del dolor, el pecho, desbocado, buscando aire, pero solo hay una voluntad: Seguir subiendo.
Y al saltar un risco, por fin la cima queda a la vista. Todas las voces del dolor desaparecen. Lo hemos conseguido. Estamos en el Mentiras, a casi 1900m.
Y contemplamos el esplendoroso espectáculo de nuestra sierra, verde y blanca.
El tiempo justo para comer en el mejor de los restaurantes, al pié del “pincho” que marca la cima, y nos ponemos cuesta abajo, hundiéndonos entre la nieve hasta las rodillas, entre piedras, cojines de monja y pinos doblegados por el viento. Cerca de la Molata del Imperio, decidimos atajar e improvisar la bajada. El terreno de Tala Martínez es favorable, y en un momento estamos en el “Rincón Gallego”, donde el bosque reina, a un paso de Arguellite.
Hemos llegado al final, contentos, orgullosos y casi satisfechos. No nos faltan más que unas estupendas cervezas y refrescos, y generosa merienda, con las que venimos soñando desde el último kilómetro, entre carrascas antiguas y casas de piedra. Son las cuatro o las cinco más o menos, que más da, es de día aún. Empezamos a 750m, alcanzamos los 1900m, hemos recorrido 15 km inolvidables. Y entre sonrisas y ojos muy abiertos, ¡ya estamos dándole vueltas a la próxima!

lunes, 16 de enero de 2012

“Aligerar excesos”, de Albacete a Aguas Nuevas, almuerzo, y regreso.

Queríamos quitarnos algún trocito de turrón y alguna copita de más (¡los excesos de la Navidad!), pero lo que pasó fue todo lo contrario…


El pasado 7 de Enero, sábado, a las 8, partió la comitiva desde el principio de la vía verde; después de los saludos de protocolo y el deseo de feliz Año entre todos los “compis” tapados hasta la cejas, empezamos la andadura hacia la muy noble villa de Aguas Nuevas. Entre animada conversación y a buen ritmo llegamos a nuestro destino, que no era otro que un magnífico establecimiento de comidas o lo que viene a ser lo mismo el bar del pueblo, pero aquí es donde fallaron nuestros propósitos pues no se nos ocurrió tomar una tacita de té o un café con leche calentito… ¡no, eso no es para los montañeros! Algunos nos tomamos un “pinchito” de morcilla, que consistía en media barra de pan con cuatro morcillas, y los más moderados nos aplicamos un plato combinado con huevo frito, pisto y guarrillas. ¿Y ya? ¡No! De entrantes al centro un par de platos de “tajadillas”, todo regado con cerveza y vino de la tierra. Terminamos este liviano tente en pie con su correspondiente carajillo o Belmonte según el gusto del comensal. Emprendimos la retirada, esta vez menos tapados que el sol y el vino ya nos calentaban… y con mejor ritmo que a la ida porque llevábamos los depósitos recargados, sacando una media por encima de los 6 Km /H, medidos por nuestro insigne Sr. Presidente. A las 13,15 hrs. llegamos al punto de partida, procediendo a los protocolarios estiramientos y despedidas.

Debido a lo agradable de la mañana en su conjunto, decidimos que una vez al mes haríamos una marcha similar, sin tener que planear ruta ni medio de transporte. Se podría llamar… “La mañana gastronómica”. Que si un día a Tinajeros, otro a Chinchilla, al siguiente Aguas Nuevas, y así a cualquier lugar que no esté a más de 25 ó 26 Km. de Albacete… ¡y haya buen Yantar!

Mari Carmen “Mayca” González Paterna.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ruta “por el río Alhárabe y el cañón de Hondares”, 10 de Diciembre de 2011


El autobús nos recoge a las 7 y media de la mañana. Hace frío. Paramos en Moratalla a tomar un café. El día será bueno, estupendo para andar. 14º, sin lluvia, poco viento y tibio sol de otoño.
Partimos del complejo hostelero del camping “La Puerta”. Amablemente se nos permitió cruzarlo hasta alcanzar el río Alhárabe, que remontamos unos 3 km a través de un estrecho sendero que desfila a su lado, entre riscos, cañaverales y granados, y flanqueado por el farallón de la Puerta de Somogil, los cortados del Calar del Fresne y la pista que conduce al Pinar de Navarro.
A la altura de las ruinas del molino de Somogil lo dejamos, precisamente para tomar la pista. Cortijos a izquierda y derecha y al frente los muros de piedra de los “Cenajos del Agua Cernida”, que tanto nos recordaron a los que podemos contemplar en el cañón del río Mundo, a la altura del cortijo de San Martín y Las Juntas.
Un receso para tomar un bocado, acomodados en el frondosísimo pinar que atraviesa la pista y al cabo de un par de horas desde nuestra partida, y unos siete u ocho km de marcha, tomamos un desvío a la derecha, en dirección Norte, donde comenzamos la ascensión por el Pinar de Navarro que nos llevará a la cota máxima, cerca del cortijo de las Lomas.
Magníficas vistas de los valles murcianos y de las masas forestales de estos entornos nos acompañan, y nos dan excusa para contemplarlos, hacer alguna foto y tomar, de paso, un respiro en la subida, que, sin ser muy exigente, si que nos recuerda que somos un Club de montaña…
Alguna compañera se rezaga, pagando su inexperiencia al afrontar el esfuerzo, al dejarse llevar por el entusiasmo y marchar con una cadencia de paso demasiado alta. El grupo la espera mientras contempla las colinas calizas de la sierra de la Muela.
Continuamos la marcha hasta el cortijo de Hondares de Abajo, por viejos caminos entre pinos, carrascas y matorrales, y cruzando el arroyo de Hondares, apenas un hilo de agua. Tras tomar algún atajo, tomamos el camino que nos conduce, ya en el cañón del arroyo, a la Poza de la Tortuga, cascada y falla, donde quedamos asombrados por lo sorprendente de las formaciones y la belleza de su colorido y su luz.
El camino, junto al arroyo de Hondares, se convierte en senda, y nos lleva a la magnífica carrasca, quizá centenaria, que nos servirá de acogedor restaurante.
Con nuevas fuerzas y con el regusto de los dulces del postre, la senda se convierte en viejo camino de herradura, que se va ensanchando frente a la antigua mina de cobre bajo las paredes del puntal del Fraile y su orgulloso “dedo”. Piedra, bosque y agua, todos tenemos la sensación de marchar por alguna de las hoces de Cuenca, ¡quién diría que estamos en Murcia!
Llegamos a los Baños de Somogil, bueno, a sus ruinas. Algunos descienden hasta el río para contemplar de cerca las antiguas piscinas. Nos vienen reminiscencias de otros tiempos.
Casi 18 km recorridos y estamos de nuevo frente a los cortijos de Somogil: Casi hemos completado la ruta circular y volvemos otra vez al camping “La Puerta”, pero esta vez, no por la senda, sino por la pista, pues nos falta contemplar, desde un ensanche en un punto alto del camino, a modo de mirador, la espectacular cresta del Calar del Fresne, cuya pared se alzó junto a nosotros en los primeros pasos en la ruta. Son las cinco de la tarde.
Al final, una parada en Moratalla, para felicitarnos por la ruta recorrida, autobús, risas y regreso a casa.

Ruta: “Por el río Alhárabe y el cañón de Hondares” – Programación RANDO

Ficha:
• Recorrido circular, en Media Montaña.
• Dificultad: III (El comentario de casi todos es que fué una ruta muy accesible y poco exigente, con la salvedad de la cuesta del Pinar de Navarro -15%- que nos “sacó” los colores)
• Distancia recorrida: 22 km.
• Cota en el punto de inicio: 600 m.
• Cota máxima: 1.170 m.
• Desnivel acumulado: 650 m.
• Tiempo en ruta: 6h 30’
• Director de la actividad: D. Antonio Molina.


martes, 15 de noviembre de 2011

Por el noroeste de Murcia

Con el fin de ampliar nuestros horizontes nos hemos animado a descubrir nuevas rutas cercanas a nuestra capital por lo que hemos estado investigando el noroeste de Murcia. Hemos encontrado lugares bien comunicados en el entorno de Caravaca de la Cruz y Moratalla, que nos permiten un cómodo acceso para poder dedicar el tiempo a caminar y no a conducir. Descubrimos rutas de tipología variada, desde las que nos permitirían una clasificación de jornada de nivel II, con un posible fin en alguno de los lugares que también hemos conocido en la zona (no todo ha sido trabajar), hasta alguna jornada de nivel IV, en la que podemos ascender a un par de cumbres y pasar un entretenido día con 24 km de recorrido y 1300m de ascenso acumulado. Para que vayamos abriendo boca y descartando actividades del tipo que ya hemos disfrutado en el comienzo de temporada, proponemos para el próximo dia 10 de diciembre empezar conociendo el arroyo de Hondares y el valle del río Alhárabe, una ruta de nivel III, que sorprenderá a los que no conozcan este paraje por su vegetación autóctona (sabinas, olmos), los intrincados pasos que el paso del agua ha forjado con miles de años de erosión, los cauces de los ríos, con las pozas y cascadas que seguro que no os esperaríais encontrar aquí. Con ello esperamos suscitar el ánimo de socios y simpatizantes y que cuando menos os lo esperéis y estéis mas confiados podamos sorprendéros con ascensos al Nevazo, Peñarrubia, la Selva, Buitre... que ya serán palabras mayores, pero eso será en otra ocasión, ahora empezamos por lo fácil para disfrutar del entorno.

14 de noviembre de 2011
Antonio Molina