Actividad prevista para el sábado 16 de Octubre de 2021
Pretendemos con esta actividad montañera de senderismo ir desde la aldea de La Graya hasta Yeste, por el viejo sendero de herradura de la aldea de Seje, hasta el alto de el Puntal, haciendo un recorrido por la sierra de los Molares, pasando por el puente de Vizcaino y entrando a Yeste por el barranco del Oro.
El viejo sendero a
Seje.
Partimos desde el Colegio Rural Agrupado de La Graya, o esa es la intención, porque no sabemos si
el autobús será capaz de subir las empinadas curvas de la carretera local A-63…
Bajamos un poco
la calle, y en el primer cruce giramos a la derecha para ponernos en dirección
Este hacia la aldea de los Churritales. Poco después de pasar el lavadero de la
aldea, que queda a lo alto del camino, cruzamos el arroyo de la Molata. Se nos
acaba el asfalto y la pista será de hormigón hasta las últimas casas, un
kilómetro, más o menos, donde tomamos el camino que continua nuestra dirección,
mientras que dejamos la pista que hace un pronunciado giro. Y poco después, se
separa subiendo un sendero a mano derecha, que es el que remontamos.
Al cabo de un
kilómetro y medio cruzamos el arroyo del estrecho de Pedro. Subimos por la
senda con buena pendiente. Encontramos bastante piedra suelta. Dos kilómetros y
medio y hemos subido ya doscientos metros. Pasamos, siguiendo hacia arriba y a
la derecha, el desvío a Churritales. Seguimos el sendero que se empina con
bastante pendiente y piedra suelta. De vez en cuando toca recuperar el aliento
mientras contemplamos el magnífico panorama del valle del Segura. Pasamos
varios cruces, la sencilla fuente del Poyo y viejas terrazas de oliveras y nogueras.
Parece que no se termina nunca la subida y el esfuerzo se nota.
Afortunadamente, las vistas y el sendero lo hacen más llevadero. El último
trecho es espectacular: Entre farayones, la senda se ensancha y culmina en un gran
escalón que nos regala magníficas vistas del valle del Segura desde el Calar de
la Sima a Yeste. Hemos subido quinientos metros en cuatro kilómetros.
La Sierra de los
Molares.
Al llegar a los
Escalones, el Puntal queda a nuestra izquierda. Podemos subirlo, pero no hay
senda y la cuesta es pronunciada. En un principio, teníamos previsto crestear
hasta la bajada al puente de Vizcaino, pero es realmente dificultoso el avance:
Los senderos, que nadie ha recorrido en mucho tiempo, están perdidos; espesa vegetación,
arbolado, firme muy irregular… Buscamos alternativa para recorrer la Sierra de
los Molares, y la encontramos por la Solana del Chaparral, donde encontramos
camino desde los Escalones, a la derecha, progresando en dirección Este.
Comenzamos a
bajar. Al principio no hay camino. Se intuye alguna senda con viejos mojones,
pero nada concreto. Mucha vegetación y piedra suelta, aunque se progresa aceptablemente.
Al poco aparece un espacio más despejado y empieza un viejo camino que baja y
nos permite un descanso y progresar mucho más rápida y cómodamente. Recorremos la
Solana del Chaparral, laderas de la Sierra de los Molares, que quedan a nuestra
izquierda. El viejo camino conecta con otro más reciente y transitado cerca del
arroyo Sujayar (o Sujayal). Este tiene un relleno de guijarros y grava. Se anda bien. Pasamos
varios cruces de caminos y sendas. Por aquí progresamos tres kilómetros,
bajando cien metros, hasta una zona con varias caleras, donde lo dejamos,
saliendo por iniestas, a la izquierda. Buscamos un sendero, viejo y perdido. Lo
encontramos junto a una de las caleras. Parece más una torrentera caliza que un
sendero, pero nos sirve para subir al Collado de las Muelas. Estamos en el
kilómetro siete de la ruta, y en este último kilómetro hemos recuperado los
cien metros de altura perdida desde los Escalones.
Aquí el terreno
cambia. Ya no hay senda clara, y toca progresar casi campo a través hasta el siguiente
camino. Teóricamente, según los planos, hay una senda, pero está bastante
perdida. Encontramos algunos tramos, pero, nada claro. Al menos, se puede
progresar, pero, eso sí, no se puede perder la concentración por lo desnivelado del terreno, porque hay mucha piedra
suelta, vegetación, ramas y raíces, que nos pondrán a prueba.
Un kilómetro de bajada y llegamos al camino que nos va a subir a los altos de Los Pocicos. De nuevo, el camino vuelve a ser cómodo y se progresa bien. Subimos otros cien metros, más o menos, en dos kilómetros. Comenzamos el descenso al puente en el kilómetro diez y pico de ruta. Todavía nos quedan casi dos kilómetros por zonas altas de la Sierra de los Molares. Marchamos por pista y camino muy cómodo, suavemente cuesta abajo. Este trecho nos lleva al kilómetro once y medio de la ruta.
La bajada hasta
el puente.
En este punto, dejamos
el camino para descender con más pendiente por un barranco que se abre a la
izquierda del camino. La pendiente es mayor y ya no tenemos la comodidad del
camino, prácticamente no hay ni senda, aunque se puede avanzar, eso sí, con
cuidado. Esta bajada se prolonga kilómetro y medio hasta el Collado de la
Molata. Y a partir de aquí, si antes teníamos bastante pendiente, ahora tenemos
más, del 35%. La senda está muy perdida, pero será la menor de nuestras dificultades,
por la fuerte pendiente, la piedra suelta y el firme deslizante que obliga a
progresar asegurando los pasos, despacio y con mucha prudencia. Este tramo se
prolonga algo menos de un kilómetro. Al final encontramos los restos de los
antiguos caminos de herradura que nos comunican con el puente.
El puente de vizcaino.
En un panel
informativo en el recorrido del sendero R03 de Yeste, nos cuentan que fue construido en
1933 por el arquitecto Boetticher, pupilo de Eiffel, al quedar separadas las
márgenes del río Segura por la construcción del pantano de la Fuensanta y
anegados los pasos naturales.
El puente está constituido por pasarelas suspendidas, originalmente con un tablero de madera asentado sobre una estructura metálica en celosía para dar más rigidez, y una barandilla para evitar caídas de la caballería al vacío. El tablero original, al deteriorarse por el inevitable paso del tiempo, se ha sustituido recientemente por placas de rejilla metálica galvanizada, que permiten ver la superficie del agua bajo nuestros pies, como si se tratase de un piso de cristal. Tiene un único vano de 82,5 m de luz entre ejes de torretas, con anclaje por castilletes de cemento en los extremos.
Un puente de otro
tiempo, fantástico, que nos dejará un recuerdo imborrable.
La subida a Yeste
por el Barranco del Oro.
Pasado el puente
de vizcaino, toca afrontar la subida a Yeste. Hay un desnivel de unos
trescientos metros que superaremos en un recorrido de unos seis kilómetros, por
los antiguos caminos abiertos para comunicar el puente, y el paraje barranco
del Oro, con entrada al pueblo por huertas y bancales de olivos centenarios y
la Iglesia la Asunción de Nuestra Señora.
Tenemos tramos de buen camino y pistas forestales, al principio, aunque la salida del puente tiene alguna piedra suelta y algún árbol caído. La subida se hace con pendiente mantenida, con buenas vistas de la Sierra de los Molares, entre pinos y espartos, hasta pasado el kilómetro diecisiete de la ruta, donde dejamos la pista para tomar una empinada senda que se prolonga unos exigentes doscientos metros. Bajamos por tramos de pista y sendas, entre huertas, hasta el barranco del Oro. Éste, es un encajonamiento singular formado por arcillas carbonosas y cubierto de vegetación que constituía uno de los pasos a la antigua villa amurallada. Lo bajamos, para afrontar el último kilómetro de la ruta, entre caminos de huertas, bancales de olivos centenarios y algunos corrales. Sin duda es un kilómetro de prueba, muy empinado, que nos pondrá a prueba al final de la ruta. Y la guinda son las calles del pueblo, por la Iglesia de la Asunción y el Ayuntamiento, cuesta arriba, que cuando no son empinadas, tienen escalones.
Todos los
esfuerzos habrán merecido la pena, pues se trata de un recorrido variado, con
magníficas vistas y tramos singulares.
La actividad supone
recorrer unos 20 km, con algo más de 1000 m de desnivel acumulado. La catalogamos como de nivel III+,
por el desnivel positivo acumulado y tramos campo a través, terreno
descompuesto y fuertes pendientes. Estas actividades suponen:
· Recorridos en Media Montaña
· Recorridos con desniveles grandes que pueden superar ocasionalmente los 900 m.
· Rutas de larga duración, entre 6 y 8 h.
Este tipo de
rutas requieren experiencia en senderismo y buena condición física.
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