Actividad
prevista para el sábado, 5 de Noviembre de 2.016.-
Por mucho que hayamos recorrido nuestras queridas montañas de Albacete,
siempre nos falta un rincón por andar o por encontrar. Y esos suelen ser
sorprendentes.
Nos vamos, en esta ocasión, otra más, al Bosque de las Hadas, un rincón
singular y escondido del arroyo de la Celadilla, pero para verlo desde arriba,
junto donde nace, recorriendo una parte de la Cuerda de los Pinos Milenarios.
Aprovechando que estaremos cerca, le haremos una visita al Tejo Milenario, testigo
de nieblas y vientos, que permanece estoico dejando pasar el tiempo despacio.
Y después, nos vamos al Cerro de las Cruces, cota más alta del Calar del
Mundo en su extremo Norte, con sus casi 1.600 m de altura, que, aunque no son
muchos comparados con las más altas del Calar, sí que nos dan una perspectiva
singular de la orografía de esta meseta única, con su lapiaz, sus torcas y
dolinas, y su aparente soledad.
Comenzaremos a andar por la pista que, junto al arroyo de la Celada, entre
pinos y carrascas, al sur de Mesones, nos lleva al punto en el que se le une el
arroyo de la Celadilla. Remontamos este, cruzando el viejo vallado, a la
derecha, tomando la senda que ataja que ataja la pista, rodeados de vegetación.
Al final, volvemos a cruzar la pista, para tomar con una repentina subida, la senda
que nos encamina al Bosque de las Hadas. Subimos. Antes de llegar parte otra
senda, también a la izquierda, que nos lleva al Cortijo de Segundo. La
seguiremos hasta el comienzo de la Cuerda de los Pinos Milenarios. Ahí dejamos
la senda para subir por la cuerda sin sendero, pero sin muchas dificultades,
pues la vegetación no es muy espesa, el terreno tampoco es muy escarpado y
pueden seguirse trochas bien marcadas de los animales. Podemos remontar la
cuerda hasta el Tejo Milenario, pero nos vamos a la derecha, por la ladera de
la loma de Pinarón para tomar una antigua pista abandonada sin terminar, que
nos agiliza el paso. Subimos por viejos caminos y sendas, hasta el Tejo
Milenario, en cota 1.580.
Giramos en sentido Norte para alcanzar el escalón rocoso que bordea el
Calar, prácticamente sin perder altura, esquivando torcas y dolinas, por el
firme irregular del lapiaz. Y, una vez en el extremo, siguiendo un sendero
medio perdido, tomamos dirección Oeste para llegar al Cerro de las Cruces.
Empezamos el descenso, sin sendas pero sin especiales dificultades, en
dirección Oeste, buscando la caseta de pastores de la Tiná, junto al sendero
marcado GR 66.
Antes encontraremos un viejo corralón de piedra y nos asomaremos al Coto de
las Fábricas, verdadero paraíso de arces, pinos, carrascas, quejigos, y fauna.
Una pista permite recorrer este paraje cómodamente a pie, aunque termina
cortada y su salida no resulta fácil.
Ya en el GR 66, la bajada no es difícil y, cruzando el río Mundo por el puente
de la Viga, frente a la Casa de la Noguera, y por la piscifactoría, llegamos a
la carretera de Riópar.
En ese punto habremos recorrido 19 km, aproximadamente, salvando unos 950 m
de desnivel acumulado. Por tanto, es actividad catalogada de nivel III+, que
supone recorridos en Media Montaña, con desniveles grandes que pueden superar
ocasionalmente los 900 m, rutas de larga duración, entre 6 a 8 h. Este tipo de
rutas requieren experiencia en senderismo, ya no por la dificultad técnica,
sino porque es un recorrido largo que exige fondo y buena condición física.
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