Actividad prevista para el sábado, 14 de Abril de 2.018.-
La Peña de San Blas es la montaña de
Elche de la Sierra. Cuando entramos al pueblo por la carretera CM-412, desde
Hellín, camino de Riópar o Yeste, es el cerrón que vemos a la izquierda, justo
al Sur de la localidad. Forma una cresta alargada, de Este a Oeste, mas abrupta
del lado oriental y con caída progresiva del lado occidental.
El río Segura, que viene desde sierras
andaluzas de Jaen, también discurre en esta zona, aún más al Sur de la Peña de
San Blas, haciendo frontera con Letur y Férez, y formando cañones que la
erosión y el paso del tiempo les han dado profundidad y cerradas paredes.
Nunca hemos recorrido camino por esta
zona, y nuestro compañero Ángel Robles nos ha preparado una ruta magnífica, muy
variada, atravesando entornos de especial belleza, y con pasos que le van a dar
emoción y aventura.
Empezaremos subiendo a la Peña de San
Blas, de 871 m de altura. Nos desplazamos hasta la aldea de Villares, en su
falda, pequeña y con historia. Será el punto de partida y final del recorrido.
Desde la plaza, descendemos hasta la la
Rambla de la Anchura, por una sendilla que bordea la aldea, poco asentada y con
gravilla, pero corta. Cruzada la Rambla, tomamos el camino que discurre por la
falda Norte, y que recorremos un trecho para desviarnos después, a mano derecha
por otra senda que nos devuelve a la rambla, porque no queremos dejar escapar
la ocasión de contemplar un acueducto, vestigio del pasado árabe de la zona,
escondido y olvidado, pero que nos sorprenderá.
Comenzamos el ascenso por estrecha senda
que nos devuelve al camino, pero que cruzamos sin seguirlo, para afrontar sin
titubeos la subida a la Peña. La subida es muy intensa, tanto como estrecha la
senda, con fuerte pendiente que pondrá a prueba nustros pulmones. Poco a poco y
con con alguna parada para recuperar el aliento, llegamos hasta el collado en la
cresta. El esfuerzo merece la pena. Las vistas son espectaculares. Desde este
punto, cresteando entre rocas y con algún paso algo aéreo pero que no supone
ninguna dificultad, llegamos a la cumbre. Si en el collado las vistas eran
buenas, aquí son definitivamente estupendas. Merece la pena, desde luego.
Volvemos otra vez al collado para
iniciar el descenso y encaminarnos hacia el cerro del Agua, que tenemos
enfrente, una molata caliza que rodearemos por la derecha. La bajada es muy
vertiginosa, por una senda descompuesta que ofrece poca seguridad, pero que,
con la debida prudencia, se baja sin dificultad. Al poco, se hece mas llana y
se difumina entre el esparto y los romeros, pero pronto llegamos al camino de
Yeste, al otro lado del cerro del Agua, donde se cruza el camino de la
Longuera. El firme es bueno y se avanza rápido. Cuando entramos en el Tarazo y
comenzamos a descender con más pendiente hacia la Longuera, encontramos, a la
izquierda, la traza del antiguo sendero de herradura que baja hasta el río
segura. Lo tomamos, dejándose contemplar el cañón del río. Tenemos una vista
desde lo alto realmente magnífica.
Bajamos hasta la vega siguiendo el
camino que baja desde el cortijo de la Longuera. Llegamos hasta donde empieza a
cerrarse el cañón, cerca de la finca de Los Bancalicos, donde se encuentra el
puente que cruzamos para remontar el cañón, siguiendo el sendero amplio y
marcado, que cada vez se empina más.
La senda se sube bien, y al poco estamos
en el borde del cañón. Otra vista magnífica. En lo alto, tomamos el camino de
los Chorreones, una pista camino que, por el barranco del Regalí, primero, y
por el del arroyo de Peña Bermeja, después, nos va a dejar a orillas del Segura
de nuevo.
Y si queremos volver otra vez a la aldea
de Villares, no queda otra que chuzar el río por el cauce. Es una zona, esta de
la desembocadura del arroyo de Peña Bermeja, bastante favorable, poco profunda
y llana, pero que obliga a mojarse, preferiblemente sin botas, con algún
calzado ligero adecuado, y con la ropa, de cintura para abajo, que el decoro y
el podor aconsejen a cada uno. En fin, la última vez que cruzamos por ahí el
agua subía en algún momento, por encima de la rodilla de una persona de
estatura media. Es conveniente la ayuda de un bastón por lo irregular del piso,
formado por cantos de buen tamaño, y por la fuerza del caudal: La velocidad con
la que baja el agua, no es muy rápida, pero se nota.
Después de la refrescante experiencia, tomamos
la pista que cruza el camino de Yeste a la salida del barranco de Andrés. Desde
el río hasta terminar hay una hora de camino. Cruzanso la rambla del arryo de
la Anchura por el área recreativa, subimos de nuevo a la plaza.
Habremos recorrido unos 23 km, con unos 750
m de desnivel acumulado. Catalogamos la actividad como de nivel III, que supone
recorridos en Media Montaña, con desniveles grandes que pueden superar
ocasionalmente los 900 m, rutas de larga duración, entre 6 a 8 h. Este tipo de
rutas requieren experiencia en senderismo y buena condición física.
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