Maratón 42 km, con recorrido por el casco urbano de
Madrid, disputada el domingo 26 de abril de 2015.
"Es una carrera totalmente
asequible, de esas que no se olvidan jamás, y que sin duda hará que saquéis lo
mejor de vosotros mismos durante los 42 kilómetros".
Chema Martínez, Revista nº 78
oficial del EDP Rock´n´Roll Madrid Maratón.
La
noche anterior a la carrera presagiaba lo que nos esperaba. La mañana del
domingo 26 de abril, la lluvia había hecho su aparición, y, de forma
intermitente, había llegado para quedarse. Los augurios de los días anteriores,
en forma de pronósticos, se iban a cumplir con poco margen de error.
La
cita era a las 9 de la mañana en la Plaza Cibeles. Llego con bastante
antelación, como siempre, me gusta estar activo horas antes de la carrera,
comer algo, andar y seguir una serie de rutinas, para ir metiéndome en carrera,
sin que esta haya comenzado.
Sobre
las 8:30 horas, me dirijo al cajón de salida. Una vez allí, coincido con
Antonio López, amigo y compañero del club, que junto a su hija, esperan el
comienzo de la carrera. Ana va a correr el medio maratón y la salida es
conjunta para las dos distancias. Ya no nos moveríamos de la posición en el
cajón de salida, charlando, fijando objetivos, comentando el tiempo, que si
sigue así, es bueno para la carrera.
Bueno,
son las 9 y empieza el Rock´n´Roll 2015 pasado por agua, la poca que cae del
cielo, más la acumulada en el trazado de la carrera en forma de charcos. Los
primeros metros los hacemos juntos, aunque llevamos objetivos diferentes, es un
ritmo que nos va a los dos. Mi objetivo, la referencia de 3:15 y que
prácticamente, ya en el primer kilómetro, estábamos con ella.
Nos
dirigimos por plena Castellana, dirección norte, hasta la Plaza de Castilla. El
ritmo va subiendo, pica hacia arriba y creo que estoy en el lugar adecuado,
llevo el ritmo de carrera sin dificultad. El trazado del maratón de Madrid es
un auténtico tobogán, hacia arriba, hacia abajo, así durante los 42 kilometros
de carrera. Pero no me obsesiono, ni por los kilometros hechos, ni por los que
me faltan por correr; solo pienso en correr y que el tiempo y los kilómetros
vayan pasando. En este primer tercio de carrera, allá por el kilómetro 14,
cuento con el apoyo de mi familia.
Entre
subidas y bajadas, cuando me doy cuenta, estamos en la Puerta del Sol. Mucho
público en todo el recorrido, pero en este punto, el pasillo de gente allí
congregada, es abrumador. De allí nos dirigimos hacia La Almudena y el Palacio
Real, a lo largo de la calle Mayor, el público de Madrid, aparte de masivo, es
entendido. Estamos en el ecuador de la carrera, buscando la Casa de Campo.
Vamos
dejando atrás las calles de la ciudad para internarnos en este gran espacio
verde. Pero el trazado no cambia, hacia arriba, hacia abajo, así hasta
completar el segundo tercio de carrera. A esta altura de carrera, las referencias
de otros atletas que me rodean, pocos cambios sufren; las camisetas y colores
de las mismas, me acompañarían hasta el final.
De
vuelta, otra vez a las calles de la ciudad, hacia el Estadio Vicente Calderón. Seguía
lloviendo de forma moderada, pero el público aguantaba, animaba y se
involucraba en la carrera, para entonces, el “¡Vamos Albacete!”, había llegado
en varias ocasiones a mi oído, (yo diría que a mí corazón). En la parte
delantera de mi camiseta, a la altura del pecho, lucía orgulloso, el rótulo del "Club Trail Albacete"
perfectamente legible.
Bueno,
entre gritos de “¡Ya lo tenéis!” y “¡Que no os queda nada!”, nos metemos, en el
último tramo de carrera. Hay que tener la mente fría, ni lo tenemos hecho, y
nos queda bastante. Es el tramo final del kilómetro 30 al 42. El cansancio va
apareciendo, pero solo pienso en correr. A esta altura de carrera, reconozco
que ya he abandonado mi objetivo de inicio de carrera, las 3:15; aunque en las
inmediaciones del kilómetro 30, he tenido a la vista la referencia de mi objetivo,
a unos 200 metros más adelante, pero creo que el ritmo que llevo es el
adecuado.
A
la altura de la Estación de Atocha, el cielo se nos cae encima, en forma de
lluvia torrencial, como ducha anticipada, y que nos acompañaría hasta meta.
Últimos kilómetros, El Retiro a mi derecha, Museo del Prado, Cibeles, Paseo de
Recoletos, Plaza de Colón, en este punto “¡Vamos Trail Albacete!”, “¡Vamos
Emilio!”, que soy del club, despojándose del chandal y mostrándome la misma
camiseta que yo lucía, aunque yo no reconocía a la persona que la portaba. Es
Jaime Mateo, con el cual no he coincidido en ninguna carrera, pero sé de él,
por sus comentarios en Telegram, choque de manos en todo lo alto, metidos en un
gran charco de agua y con la sensación de no estar solo, en estos últimos tres
kilómetros, ahora sí, afronto el final de carrera, con la sensación del trabajo
bien hecho.
El
Paseo del Parque del Retiro me espera. Último tramo vallado de carrera. Son los
últimos metros, me saluda Ana, hija de Antonio, y una vez pasada la meta, me
espera mi hija Laura, que lleva rato esperándome bajo la lluvia, gesto que
agradezco, tanto como la ropa de abrigo que me trae, el resto de familia me
espera, a buen cobijo.
Allá
por el kilometro dos de carrera, reconocí una cara conocida en carrera, no, no
puede ser, es Chema Martinez. Corrí a su lado algunos metros, entre comentarios
de otros atletas al reconocer al campeón español. Nuestros objetivos eran
diferentes, pronto lo dejé atrás, él disfrutaba de la carrera y yo buscaba los
3:15.
Saludos a todos.
Emilio Lorenzo
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