jueves, 28 de octubre de 2021

 

Mapa y perfil de la ruta: “Puerto del Arenal – Raigadas – Melojar - Cotillas”

Actividad prevista para el sábado 6 de Noviembre de 2021

 El Otoño es, con permiso de la Primavera, la estación más colorida. Y de los mejores sitios para ver los colores del Otoño en Albacete, que hay un buen puñado, es el bosque de robles melojos que tenemos en el Parque natural de los calares del Mundo y de la Sima. El Melojar, el bosque de robles melojos (Querqus Pyrenaica) más meridional de Europa, es una auténtica joya del Calar del Mundo. Diseñamos un recorrido de senderismo que partirá del Puerto del Arenal, para terminar en la localidad de Cotillas, pasando por la fuente de las Raigadas y, por supuesto, por el Melojar. Como no tenemos todas las horas de luz solar, no puede ser ni demasiado larga ni demasiado exigente, y también hay que pensar en la disponibilidad del conductor del autobús, que, faltaría más, no es ilimitada. Por otra parte, como las buenas corridas de toros, la actividad se celebrará con permiso de la Autoridad, que ya nos lo han dado, y de los señores cazadores, que la zona de Raigadas y Cotillas, en otoño e invierno, ve muchas escopetas. Es curioso que en pleno siglo XXI, la única forma de informarse de monterías sea el tablón de anuncios del ayuntamiento correspondiente, o de un cartel en los accesos, si es que lo vemos…

Así, con la caza por otro sitio, comenzamos nuestra ruta en el Puerto del Arenal, el punto más alto accesible por carretera. Se encuentra en el pK 6,4, más o menos, de la carretera CM-3204, entre Riópar (Albacete) y Silex (Jaén). Hacia el suroeste, tomamos un camino amplio: Es la Cañada de Andalucía. Al poco, tomamos una bifurcación a la izquierda, que seguiremos unos dos kilómetros y medio, mientras que va estrechándose y desapareciendo el camino hasta convertirse en senda que se interna en el bosque de carrascas. Encontramos una desviación que parte hacia la izquierda y que comunica con el collado de la Morra del Navacico y el GR 66. Seguimos la deliciosa senda por el bosque, repleto de antiguas carrascas y pinos, hasta encontrar la pista que sube a los tornajos de la fuente de las Raigadas, y al Portillo de los Perros, y que discurre junto al arroyo de la Huesa, que mucha gente dice que es el de la Puerta, pero no, este de la Huesa vierte aguas sobre el de la Puerta, más al Norte, Hacia Villaverde de Guadalimar.

El sendero da paso a la pista, y la recorremos hasta los tornajos, donde la abandonamos hacia la derecha, en la misma dirección sur que traíamos, para continuar por otro sendero que va remontando hasta el nacimiento del agua de los tornajos, cabecera del barranco de la Huesa. En esta zona, conectamos con el GR 66.2, y, sabiendo encontrarlos, podemos admirar algunos tejos milenarios. Continuamos la senda siguiendo las marcas blanca y roja del GR hasta un colladillo donde dejamos el barranco y pasamos a una hondonada en la que el suelo pasa de calizo a siliceo: El Melojar. Aquí encontramos el bosque de robles melojos que buscábamos. Si tenemos suerte y no se ha adelantado el invierno, admiraremos los colores amarillos y verdosos del otoño que lucen las hojas caducas de los robles. Hemos andado unos siete kilómetros y medio.

Nos separamos del GR hacia la derecha para remontar, a campo a través y trochas hasta la Peña de la Lasta, de 1.507 m. Este corto tramo, a parte de la pronunciada pendiente y de alguna inclinación del terreno, no tiene dificultades en la progresión. Arriba, la vista es espectacular: La Sierra del Segura, la muela del Cambrón, el Padroncillo, la Sarga-Padrón y la Almenara, dejan a Cotillas al fondo del Valle. En esta zona alta, el firme es lapiaz, con sus características cuchillas calizas, donde habrá que andar con prudencia para evitar torceduras o caídas.

Rodearemos la hondonada del Melojar para salir por el collado hacia el sur, retomando el sendero del GR y sus marcas. Descendemos un kilómetro más o menos hasta una amplia esplanada, el Vallejo de los Arenales, donde encontramos viejas carrascas, algún maguillo y unos antiguos tornajos rotos y sin uso.

Giramos, primero al noroeste y, al llegar a un barranquillo próximo, definitivamente al Norte, siguiendo una senda del ganado, que continuaremos durante unos dos kilómetros y medio, que nos bajará del poco a poco del Calar, entre paredes y formaciones calizas y carrascas singulares. La senda, en algún tramo, tiene piedra suelta y pendiente, pero, con cuidado, no hay dificultades en seguirla. Esta no es la vieja senda que nos baja del Calar hacia Cotillas. Esta que seguimos está un poco más abajo en la ladera. Hasta aquí hemos andado unos trece kilómetros y medio.

La senda se hace más clara y desemboca en una pista forestal. Llegamos a la fuente del Hornillo y, un poco más adelante, encontramos el barranco del arroyo de los Labajos. Continuamos la pista, que va conectando con bifurcaciones, en dirección Oeste. Al cabo de unos dos kilómetros y medio, habremos llegado a Cotillas.

En total habremos recorrido unos 17 km, con algo más de 550 m de desnivel acumulado.

La actividad la clasificamos como de nivel II, que supone recorridos en:

  Recorridos en Baja Montaña, o montaña accesible, por senderos y caminos de montaña que no sobrepasan los 20 km.

  Recorridos con desniveles medianos, de 300 a 600 m de ascensión acumulada.

  Rutas con una duración media de entre 4 y 6 h, al menos.

Este tipo de rutas requieren buena condición física.






lunes, 11 de octubre de 2021

Mapa y perfil de la ruta: “De La Graya a Yeste”

 Actividad prevista para el sábado 16 de Octubre de 2021

Pretendemos con esta actividad montañera de senderismo ir desde la aldea de La Graya hasta Yeste, por el viejo sendero de herradura de la aldea de Seje, hasta el alto de el Puntal, haciendo un recorrido por la sierra de los Molares, pasando por el puente de Vizcaino y entrando a Yeste por el barranco del Oro.

El viejo sendero a Seje.

Partimos desde el Colegio Rural Agrupado de La Graya, o esa es la intención, porque no sabemos si el autobús será capaz de subir las empinadas curvas de la carretera local A-63…

Bajamos un poco la calle, y en el primer cruce giramos a la derecha para ponernos en dirección Este hacia la aldea de los Churritales. Poco después de pasar el lavadero de la aldea, que queda a lo alto del camino, cruzamos el arroyo de la Molata. Se nos acaba el asfalto y la pista será de hormigón hasta las últimas casas, un kilómetro, más o menos, donde tomamos el camino que continua nuestra dirección, mientras que dejamos la pista que hace un pronunciado giro. Y poco después, se separa subiendo un sendero a mano derecha, que es el que remontamos.

Al cabo de un kilómetro y medio cruzamos el arroyo del estrecho de Pedro. Subimos por la senda con buena pendiente. Encontramos bastante piedra suelta. Dos kilómetros y medio y hemos subido ya doscientos metros. Pasamos, siguiendo hacia arriba y a la derecha, el desvío a Churritales. Seguimos el sendero que se empina con bastante pendiente y piedra suelta. De vez en cuando toca recuperar el aliento mientras contemplamos el magnífico panorama del valle del Segura. Pasamos varios cruces, la sencilla fuente del Poyo y viejas terrazas de oliveras y nogueras. Parece que no se termina nunca la subida y el esfuerzo se nota. Afortunadamente, las vistas y el sendero lo hacen más llevadero. El último trecho es espectacular: Entre farayones, la senda se ensancha y culmina en un gran escalón que nos regala magníficas vistas del valle del Segura desde el Calar de la Sima a Yeste. Hemos subido quinientos metros en cuatro kilómetros.

La Sierra de los Molares.

Al llegar a los Escalones, el Puntal queda a nuestra izquierda. Podemos subirlo, pero no hay senda y la cuesta es pronunciada. En un principio, teníamos previsto crestear hasta la bajada al puente de Vizcaino, pero es realmente dificultoso el avance: Los senderos, que nadie ha recorrido en mucho tiempo, están perdidos; espesa vegetación, arbolado, firme muy irregular… Buscamos alternativa para recorrer la Sierra de los Molares, y la encontramos por la Solana del Chaparral, donde encontramos camino desde los Escalones, a la derecha, progresando en dirección Este.

Comenzamos a bajar. Al principio no hay camino. Se intuye alguna senda con viejos mojones, pero nada concreto. Mucha vegetación y piedra suelta, aunque se progresa aceptablemente. Al poco aparece un espacio más despejado y empieza un viejo camino que baja y nos permite un descanso y progresar mucho más rápida y cómodamente. Recorremos la Solana del Chaparral, laderas de la Sierra de los Molares, que quedan a nuestra izquierda. El viejo camino conecta con otro más reciente y transitado cerca del arroyo Sujayar (o Sujayal). Este tiene un relleno de guijarros y grava. Se anda bien. Pasamos varios cruces de caminos y sendas. Por aquí progresamos tres kilómetros, bajando cien metros, hasta una zona con varias caleras, donde lo dejamos, saliendo por iniestas, a la izquierda. Buscamos un sendero, viejo y perdido. Lo encontramos junto a una de las caleras. Parece más una torrentera caliza que un sendero, pero nos sirve para subir al Collado de las Muelas. Estamos en el kilómetro siete de la ruta, y en este último kilómetro hemos recuperado los cien metros de altura perdida desde los Escalones.

Aquí el terreno cambia. Ya no hay senda clara, y toca progresar casi campo a través hasta el siguiente camino. Teóricamente, según los planos, hay una senda, pero está bastante perdida. Encontramos algunos tramos, pero, nada claro. Al menos, se puede progresar, pero, eso sí, no se puede perder la concentración por lo desnivelado del terreno, porque hay mucha piedra suelta, vegetación, ramas y raíces, que nos pondrán a prueba.

Un kilómetro de bajada y llegamos al camino que nos va a subir a los altos de Los Pocicos. De nuevo, el camino vuelve a ser cómodo y se progresa bien. Subimos otros cien metros, más o menos, en dos kilómetros. Comenzamos el descenso al puente en el kilómetro diez y pico de ruta. Todavía nos quedan casi dos kilómetros por zonas altas de la Sierra de los Molares. Marchamos por pista y camino muy cómodo, suavemente cuesta abajo. Este trecho nos lleva al kilómetro once y medio de la ruta.

La bajada hasta el puente.

En este punto, dejamos el camino para descender con más pendiente por un barranco que se abre a la izquierda del camino. La pendiente es mayor y ya no tenemos la comodidad del camino, prácticamente no hay ni senda, aunque se puede avanzar, eso sí, con cuidado. Esta bajada se prolonga kilómetro y medio hasta el Collado de la Molata. Y a partir de aquí, si antes teníamos bastante pendiente, ahora tenemos más, del 35%. La senda está muy perdida, pero será la menor de nuestras dificultades, por la fuerte pendiente, la piedra suelta y el firme deslizante que obliga a progresar asegurando los pasos, despacio y con mucha prudencia. Este tramo se prolonga algo menos de un kilómetro. Al final encontramos los restos de los antiguos caminos de herradura que nos comunican con el puente.

El puente de vizcaino.

En un panel informativo en el recorrido del sendero R03 de Yeste, nos cuentan que fue construido en 1933 por el arquitecto Boetticher, pupilo de Eiffel, al quedar separadas las márgenes del río Segura por la construcción del pantano de la Fuensanta y anegados los pasos naturales.

El puente está constituido por pasarelas suspendidas, originalmente con un tablero de madera asentado sobre una estructura metálica en celosía para dar más rigidez, y una barandilla para evitar caídas de la caballería al vacío. El tablero original, al deteriorarse por el inevitable paso del tiempo, se ha sustituido recientemente por placas de rejilla metálica galvanizada, que permiten ver la superficie del agua bajo nuestros pies, como si se tratase de un piso de cristal. Tiene un único vano de 82,5 m de luz entre ejes de torretas, con anclaje por castilletes de cemento en los extremos.

Un puente de otro tiempo, fantástico, que nos dejará un recuerdo imborrable.

La subida a Yeste por el Barranco del Oro.

Pasado el puente de vizcaino, toca afrontar la subida a Yeste. Hay un desnivel de unos trescientos metros que superaremos en un recorrido de unos seis kilómetros, por los antiguos caminos abiertos para comunicar el puente, y el paraje barranco del Oro, con entrada al pueblo por huertas y bancales de olivos centenarios y la Iglesia la Asunción de Nuestra Señora.

Tenemos tramos de buen camino y pistas forestales, al principio, aunque la salida del puente tiene alguna piedra suelta y algún árbol caído. La subida se hace con pendiente mantenida, con buenas vistas de la Sierra de los Molares, entre pinos y espartos, hasta pasado el kilómetro diecisiete de la ruta, donde dejamos la pista para tomar una empinada senda que se prolonga unos exigentes doscientos metros. Bajamos por tramos de pista y sendas, entre huertas, hasta el barranco del Oro. Éste, es un encajonamiento singular formado por arcillas carbonosas y cubierto de vegetación que constituía uno de los pasos a la antigua villa amurallada. Lo bajamos, para afrontar el último kilómetro de la ruta, entre caminos de huertas, bancales de olivos centenarios y algunos corrales. Sin duda es un kilómetro de prueba, muy empinado, que nos pondrá a prueba al final de la ruta. Y la guinda son las calles del pueblo, por la Iglesia de la Asunción y el Ayuntamiento, cuesta arriba, que cuando no son empinadas, tienen escalones.

Todos los esfuerzos habrán merecido la pena, pues se trata de un recorrido variado, con magníficas vistas y tramos singulares.

La actividad supone recorrer unos 20 km, con algo más de 1000 m de desnivel acumulado. La catalogamos como de nivel III+, por el desnivel positivo acumulado y tramos campo a través, terreno descompuesto y fuertes pendientes. Estas actividades suponen:

· Recorridos en Media Montaña

· Recorridos con desniveles grandes que pueden superar ocasionalmente los 900 m.

· Rutas de larga duración, entre 6 y 8 h.

Este tipo de rutas requieren experiencia en senderismo y buena condición física.




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