lunes, 23 de enero de 2012

Próxima salida: A Aitana (1557m) por el Castell de Confrides.

El próximo sábado, día 28, vamos a subir a Aitana (1.557m), la cumbre más alta de las montañas alicantinas, en la comarca de la Marina Baja, aunque, para siendo sinceros, no podremos llegar a la cima, pues está ocupada por instalaciones militares y antenas de comunicaciones; nos quedaremos a 1.548m de altura y a unos 250 m de distancia.
El autobús nos llevará hasta la localidad de Benifato, a medio camino entre Alcoy y Benidorm, cerca de Guadalest. Vamos a intentar que nos suba hasta la fuente del Partagat, lugar habitual desde donde parten los senderistas que se dirigen a Aitana. Y es que “la Font” como le dicen allí, esta a cota 1000m, y el pueblo 650m. El inconveniente es la carretera que sube, que es estrecha y repentina para los vehículos.
Aitana estará cerca, al Sur, pero nos dirigiremos hacia el Norte, buscando caminos que nos conduzcan al Castillo de Confrides, o de Alfofra, de Aitana, o de Benifato, pues no en balde está dentro de su término municipal, y a escasos metros del de Confrides. Son las ruinas de una fortaleza árabe conquistada por Jaime I en 1264. Podéis encontrar una reseña (por ejemplo) en:
http://www.naturayeducacion.com/castillos/c_valenciana/alicante/marina_baixa/confrides/castillo_confrides.asp
Y desde ahí, nos encaminamos a nuestro objetivo, subiendo progresivamente por caminos, sendas y algún atajillo. El último trecho de subida lo anuncia la Font de la Forata, y jalonado por algunos de los pozos de nieve, que tanto nos impresionaron al recorrer el Parque de Mariola, y bien guardado por el “Pas de Rabosa”, al que se accede por un corto, angosto y empinado sendero que nos enfilará hasta un estrecho natural, una puerta que obligará a más de uno a quitarse la mochila y a pasar de lado.
Cincuenta metros más arriba en el último tirón, nos aguarda la un hito de piedras, cerca del vallado militar, para contemplar (si la niebla y las nubes son generosas y se van de viaje a otro sitio), una de las mejores vistas de Alicante.
Bajaremos por la cuerda de la Sierra, hacia el Oriente, hasta el Port de Tagarima, y por el camino con las marcas del PR CV 10, hasta la Font del Partagat. Habremos recorrido unos 16 km.
La previsión meteorológica es bastante nefasta, casi seguro que nos llueve y quizá nieve, la cota está a 1100m. Viento de 30 km/h. Habrá que estar atentos a la predicción, e ir convenientemente pertrechados para el frío (estaremos muy altos) y para la lluvia y la nieve, incluso con ropa de repuesto, sobre todo calcetines y calzado. No nos da miedo, somos los del Sierra y vamos a disfrutar en la compañía de nuestros compañeros. Decálogo del montañero: “La lluvia forma parte de la naturaleza; ¡disfrútala!”; letanía, o mejor, como dice nuestro venerable Germán, “mantra”: “No hay dolor”.

Tampoco somos temerarios. Por eso, estad atentos al correo.

Subida al Mentiras (casi 1900m, 1896 más o menos, depende de donde se mire), desde La Alcantarilla hasta Arguellite, por la Peña Palomera.

Las 06:50h del domingo 22 de Enero. Nadie por la calle. Algún coche circula, pero son un par de luces en movimiento, estrellas fugaces en el cielo de las estrellas que son las luces de las farolas.
Y los 16 montañeros dos de ellos muy jóvenes, Emilio y Esteban, dignos de elogio, que se reúnen para acudir a la llamada del madrugón y del esfuerzo, movidos solo por la voluntad; no confundir con la ansiedad que mueve a un enganchado a un vicio, es fuerza de voluntad, porque la recompensa que es personal e intransferible y distinta para cada uno, bien valdrá el sacrificio.
La nieve caída de la última semana nos invita a la ruta. No hay ni secreto ni conspiración: Un aviso basta.
Nos ponemos en camino a La Alcantarilla, aldea cerca de Plañel, pedanías de Yeste, cara oriental del Calar de la Sima.
Tras mucho viaje, organizamos los coches para que la ruta sea lineal, y nos ponemos en marcha con algún titubeo para encontrar la salida. Pero al final, el arroyo Palomera nos acoge. Viene crecido. Nos regala la música del agua que en el sendero vegetal que asciende, es estereofónica, fuerte y grave a la derecha, por el agua del arroyo y dulce y aguda por la izquierda, al saltar entre las piedras del sendero, improvisado canalillo para el agua.
Dos farallones imponentes, quizá cuarenta metros, quizá más, son el pórtico que nos anuncia lo abrupta y montañera de la ruta. Punto clave, con dificultades para seguir la senda, porque todo es naturaleza salvaje, piedras y zarzas.
El primer escalón nos hace olvidar el frio de la mañana; llegamos a un momento de respiro mientras recorremos un antiguo camino de saca de madera, y casi con las mismas pulsaciones, el segundo escalón. Paramos a respirar, tomar un trago de agua y a quitarnos la penúltima capa. Un mirador esplendoroso es el aliento del camino, que nos hace sufrir con la subida, pero que no quiere que abandonemos, y nos hace exclamar y dibujar caras de asombro.
Otro escalón, más esfuerzo; alternamos senda con caminos viejos y no tanto, con alguna “trocha del ganao”. Y más vistas, aliento para nuestros fatigados pechos. Estamos ya sobre el Regajo de las Aceas.
Otro escalón, estamos a 1.600m; este a sido duro, hemos sorteado el barranco entre las crestas de “El Rayo” y “La Cabaña”; paramos, mientras contemplamos lo que nos espera. Nos parecía lejos, abajo, y ahora está ahí, la Peña Palomera.
El reino vegetal va perdiendo sus poderes y ahora reina la piedra. Otro esfuerzo más. Hemos pasado los tornajos, estamos pisando nieve, virgen, que cruje mientras acoge nuestra huella.
Afrontamos el último escalón, que nos dejará las piernas con el lamento del dolor, el pecho, desbocado, buscando aire, pero solo hay una voluntad: Seguir subiendo.
Y al saltar un risco, por fin la cima queda a la vista. Todas las voces del dolor desaparecen. Lo hemos conseguido. Estamos en el Mentiras, a casi 1900m.
Y contemplamos el esplendoroso espectáculo de nuestra sierra, verde y blanca.
El tiempo justo para comer en el mejor de los restaurantes, al pié del “pincho” que marca la cima, y nos ponemos cuesta abajo, hundiéndonos entre la nieve hasta las rodillas, entre piedras, cojines de monja y pinos doblegados por el viento. Cerca de la Molata del Imperio, decidimos atajar e improvisar la bajada. El terreno de Tala Martínez es favorable, y en un momento estamos en el “Rincón Gallego”, donde el bosque reina, a un paso de Arguellite.
Hemos llegado al final, contentos, orgullosos y casi satisfechos. No nos faltan más que unas estupendas cervezas y refrescos, y generosa merienda, con las que venimos soñando desde el último kilómetro, entre carrascas antiguas y casas de piedra. Son las cuatro o las cinco más o menos, que más da, es de día aún. Empezamos a 750m, alcanzamos los 1900m, hemos recorrido 15 km inolvidables. Y entre sonrisas y ojos muy abiertos, ¡ya estamos dándole vueltas a la próxima!

lunes, 16 de enero de 2012

“Aligerar excesos”, de Albacete a Aguas Nuevas, almuerzo, y regreso.

Queríamos quitarnos algún trocito de turrón y alguna copita de más (¡los excesos de la Navidad!), pero lo que pasó fue todo lo contrario…


El pasado 7 de Enero, sábado, a las 8, partió la comitiva desde el principio de la vía verde; después de los saludos de protocolo y el deseo de feliz Año entre todos los “compis” tapados hasta la cejas, empezamos la andadura hacia la muy noble villa de Aguas Nuevas. Entre animada conversación y a buen ritmo llegamos a nuestro destino, que no era otro que un magnífico establecimiento de comidas o lo que viene a ser lo mismo el bar del pueblo, pero aquí es donde fallaron nuestros propósitos pues no se nos ocurrió tomar una tacita de té o un café con leche calentito… ¡no, eso no es para los montañeros! Algunos nos tomamos un “pinchito” de morcilla, que consistía en media barra de pan con cuatro morcillas, y los más moderados nos aplicamos un plato combinado con huevo frito, pisto y guarrillas. ¿Y ya? ¡No! De entrantes al centro un par de platos de “tajadillas”, todo regado con cerveza y vino de la tierra. Terminamos este liviano tente en pie con su correspondiente carajillo o Belmonte según el gusto del comensal. Emprendimos la retirada, esta vez menos tapados que el sol y el vino ya nos calentaban… y con mejor ritmo que a la ida porque llevábamos los depósitos recargados, sacando una media por encima de los 6 Km /H, medidos por nuestro insigne Sr. Presidente. A las 13,15 hrs. llegamos al punto de partida, procediendo a los protocolarios estiramientos y despedidas.

Debido a lo agradable de la mañana en su conjunto, decidimos que una vez al mes haríamos una marcha similar, sin tener que planear ruta ni medio de transporte. Se podría llamar… “La mañana gastronómica”. Que si un día a Tinajeros, otro a Chinchilla, al siguiente Aguas Nuevas, y así a cualquier lugar que no esté a más de 25 ó 26 Km. de Albacete… ¡y haya buen Yantar!

Mari Carmen “Mayca” González Paterna.