Actividad prevista para el sábado, 11 de Mayo de 2.019.-
El Parque Regional de Sierra Espuña se
sitúa en el extremo oriental de la Cordillera Bética, entre los valles del río
Guadalentín y el río Pliego, dentro de la Cuenca del Segura.
A finales del siglo XIX toda la sierra
se encontraba en un estado ecológico lamentable, con la pérdida casi total de
toda su cubierta vegetal y presentando graves procesos de desertificación, En
1889 el ingeniero forestal Ricardo Codorniú acometió la ingente tarea de
reforestar toda la sierra. Esta tarea se convirtió en un modelo para su época.
En el año 1931 fue declarada sitio
natural de interés nacional, y en el año 1992 fue protegida como Parque
Regional. También está catalogada como zona de especial protección para las
aves (ZEPA) y lugar de importancia comunitaria (LIC).
En la actualidad, 17.804 hectáreas de
Sierra Espuña y 1.875 de los Barrancos de Gebas cuentan con la declaración de
Parque Regional y Paisaje Protegido, respectivamente, lo que garantiza la
preservación de estos espacios.
El macizo principal presenta una
topografía abrupta con numerosos cortados y barrancos y gran variedad de
formaciones geológicas. La mayor altura corresponde al Morrón de Espuña o de
Totana/Morrón Grande (1.583 m) cuya cima se halla ocupada por instalaciones
militares que vetan el acceso al punto más alto.
Desde el Área Recreativa La Perdiz, comenzamos
siguiendo el P.R.-MU-57 (Valle de Leiva-Collado Mangueta) que en su tramo
inicial coincide con la "Senda del Dinosaurio", un corto sendero cuyo
nombre procede de una roca con aspecto similar a la huella de uno de estos
reptiles extinguidos. Tras caminar algo más de 500 m., lo abandonamos por la
izquierda cogiendo un sendero que asciende por la franja de un cortafuegos, en
fuerte ascenso que nos llevara en poco más de 2 km. de 770 a 1100m, con un
desnivel medio de alrededor del 30%. Al final del mismo tomamos a la derecha
conectando con la Senda del Caracol, un antiguo camino reforzado con muretes
laterales de mampostería en seco que, tras perder una decena de metros,
comienza a bordear el monte por su vertiente septentrional siguiendo un bonito
trazado aéreo, por el que tenemos que extremar la precaución, ya que hay mucha
piedra suelta y en algún tramo se estrecha debido a los frecuentes derrumbes,
podemos observar magníficas vistas sobre las Paredes de Leiva, uno de los
puntos más conocidos del Parque. Su inmensa figura se extiende por más de dos
kilómetros a lo largo del barranco que lleva su mismo nombre. Estas paredes se
han convertido en el lugar de peregrinaje de los escaladores, con vías de
escalada de más de 200 metros de longitud, al fondo, en el valle, podemos ver
la pista por la que luego regresaremos, alcanzamos Las Escalerillas (1.163 m),
un tramo empinado entre dos crestones calizos que se salva mediante una serie
de rampas en zigzag, en las que la piedra suelta es una constante. El camino
describe más adelante otro par de curvas y remonta hacia los Llanos de las Tres
Carrascas (1.422 m). Un poco antes (1.395) en las inmediaciones del Collado del
Piojo (1.403 m), nos desviamos a la izquierda para ascender al Morrón de Alhama
o Morrón Chico (1.444 m), donde llegamos tras una ligera y cómoda trepada para
encontrarnos con el vértice geodésico.
Volvemos sobre nuestros pasos y de nuevo
en los Llanos, cuando el sendero comienza a descender hacia el Collado Blanco
(1.228 m), giramos a la izquierda, nos encontramos con un terreno similar a
nuestros calares donde seguimos una senda sin definir, pero muy bien marcada
con gran cantidad de hitos para coronar la Morra del Majal del Puerco (1.502
m.) un buen mirador sobre el Morrón de Espuña (1.583 m.) y el Pedro López
(1.568 m.), el segundo monte más elevado de la sierra. Descendiendo por la
vertiente opuesta, por la que hemos ascendido, llegaremos al Collado Mangueta
(1.383 m) donde encontramos una pista por la que volveremos al punto de
partida.
Desde el collado podemos enlazar con la
carretera que conduce a las instalaciones del E.V.A.-13 (Escuadrón de
Vigilancia Aérea) que el mando aéreo de combate del ejército del aire mantiene
en la cumbre, aunque nosotros para evitarla, buscaremos una senda de herradura
en principio invisible pero que una vez tomada podemos ver muy bien definida en
algunos tramos, tras cruzar un par de veces la carretera, se llega a la cima,
(1.583 m). Al este de la plataforma se sitúa el Torreón de los Exploradores
(1.562 m), que suele tomarse como cumbre alternativa. El vértice geodésico se
encuentra dentro del recinto militar, junto a la bola de radar.
Regresamos al Collado Mangueta (1.383
m), por el mismo camino, cruzamos un portillo y seguimos por pista hacia Casas
de Murcia, donde podemos contemplar los restos de varios Pozos de Nieve los
“Pozos de Murcia” (http://www.sierraespunaviva.com/pozos-nieve.asp). Seguimos
por senda, atravesando un denso y limpio pinar, progresando después por los
Carrascales, barranco de terreno calizo, hasta confluir con la pista forestal
de Leiva en el Collado Blanco (1.223 m). Desde aquí podemos ver a nuestra
izquierda el “barranco de Malveriche” y las casas del mismo nombre, localizamos
una senda que ataja un trecho de pista continuando por ésta hacia el fondo del
valle, dejamos a nuestra izquierda el “refugio de Leyva” que se encuentra a pie
de pista, vamos encajonados entre la Paredes de Leiva y la cara N. del Morrón
Chico, que es por donde hemos iniciado la ruta. Más adelante encontramos un
desvío a la derecha y ya por pista franqueada de pinos que enlaza después con
la senda del Dinosaurio, tras cruzar un corto puente tibetano “pasarela
barranco de Leyva” y ver una antigua mina de agua, nos deja en el punto de
partida el “área recreativa La Perdiz”.
El recorrido supone algo más de 20 kilómetros,
con unos 1.100 m de ascensión acumulada.
La actividad la catalogamos como de
nivel III+, que supone:
·
Recorridos en Media Montaña
·
Recorridos con desniveles grandes que
pueden superar ocasionalmente los 900 m.
·
rutas de larga duración, entre 6 a 8 h.
Este tipo de rutas requieren experiencia
en senderismo y buena condición física.
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