Maratón de montaña, de 45 km y 2.500 m de desnivel+
acumulado, por las montañas de Riopar (Albacete), disputada el domingo 12 de
abril de 2015.
“Las montañas que he amado como
montañero, ahora las disfruto corriendo.”
Viajo
a Riópar el sábado 11, a eso de mediodía. Quiero vivir de cerca el ambiente de
un gran evento deportivo en torno a las carreras de montaña. Recojo el dorsal y
después, degustamos uno de los diversos menús que han preparado los hosteleros de
la zona, con motivo de la carrera. Por la tarde, hay programadas diferentes
charlas, entre la que se encuentra una medico-deportiva, bastante interesante y
charla técnica, para confirmar el material obligatorio, ante el tiempo
cambiante que reina en la zona, el fin de semana.
Despues
de comer, en compañía de mí mujer, Aurora y mí perro, “Coco”, decidimos dar un
paseo, hasta Riópar Viejo, la ultima parte del paseo,que coincide con un tramo,
del trazado de la carrera, bastante duro, por cierto. Regresamos a Riópar a
media tarde, para asistir a las charlas, donde coincidimos con caras conocidas,
como el infatigable amigo del Club, Antonio López, un crack, que va a correr la
ultra de 65 Km. y el compañero Samu, con el que no he coincido en ninguna
carrera, y mañana correremos el maratón y la incombustible Sylvia que corre la
ultra.
Madrugo
bastante, aunque mí carrera empieza a las ocho, hay que estar media hora antes
en la zona de salida. Dudas y más dudas, sobre la equipación, que me pondría,
esta lloviznando y la temperatura es baja. En la zona de salida, me encuentro
con varias caras conocidas, entre las cuales están, Carmén Cañizares, las
hermanas Calderón, Pablito, Francis y Francisco Castilla.
La
carrera sale rápida, vamos, como siempre, da igual que sean 25 km que 45 km,
salimos de Riópar, hacía la Casa de la Noguera, no sin antes, hacernos subir
las primeras rampas, para llegar a la misma, sobre el km 4,5 y primer
avituallamiento liquido. Este tramo lo hemos hecho en menos de 20 minutos, con
lo que se imagina el ritmo que llevamos.
Desde
allí, por pista, hasta el puente que cruza el río Mundo, para coger la senda
del GR 66, que nos lleva al Calar, a la zona de la Caseta de los Pastores,
sobre 1400 metros de altitud, y que lo hacemos en 59 minutos, para empezar a
descender por senda y de manera vertiginosa hacia la zona de los Chorros, donde
se encontraba el segundo avituallamiento, liquido y solido. Esta parte de la
carrera la he hecho más o menos en compañía de Samu, pero, poco a poco, lo voy
perdiendo de vista, en el tramo que nos llevaría al Puerto del Arenal, sobre el
km 14.
La
subida al Padroncillo (1568m), es dura, primero por senda, después pista y más
adelante, monte a través, por las escarpadas laderas del pico, hasta llegar a
las antenas y el vértice geodésico. Para entonces, la cabeza de carrera nos
sacaba unos 20 minutos, y empezamos a encontrarnos a los primeros senderistas,
que hacen la ruta al revés y así hacen de público y animan a los corredores. Entre
ellos se encuentra la compañera Marión.
La
bajada por las crestas del Padroncillo, es bastante técnica y hay que tomarsela
con cuidado, hasta el Campamento de San Juan. En este tramo consigo hacer hueco
con mis perseguidores, hasta el punto de pensar, si es que me he equivocado de
recorrido, al no ver a nadie ni delante, ni detrás. Al llegar al campamento,
tercer avituallamiento, ya coincido con algún corredor, y llego al punto donde
se dividían las tres carreras, por lo que voy en el recorrido correcto.
Hasta
aquí las sensaciones habían sido buenas, pero ya no iba tan fino. Siguiendo
pista y asfalto, que me llevarían a Riópar Viejo, me pasan varios corredores, y
al llegar a la senda, que ya había andado en la tarde del sábado, me
sobrevienen los primeros problemas musculares. Los cuádriceps, acalambrados,
doloridos…, empezaba mí infierno.
En
Riópar Viejo, cuarto avituallamiento, estiro un poco, me hidrato, y tiro para
abajo, donde no sufro tanto, pero me cuesta seguir el ritmo de carrera. Tras un
trozo de pista, más o menos comoda, llegamos a la primera subida de la Cuerda
de las Almenaras, al collado y desde allí a la Almenarilla, primer escalón del
infierno. Se hace duro subir la Almenarilla, pero lo que nos falta de cuerda
hasta la Almenara, con un fuerte viento helador, donde tenemos que volver a abrigarnos,
pasos de escalada de 2º grado, bajadas habilitadas con cuerdas,.. ¡Infernal! Asi
hasta el pico de la Almenara (1796m.) por su cara sur.
Ya
estamos por más de las 5 horas de carrera, al pie de la Almenara, último
avituallamiento. Alguna cara conocida, entre el publico presente. Me hidrato,
me alivio de ropa, y a por los 8 ultimos kilómetros que pican hacia abajo. Al
principio voy bien, rápido en las sendas de bajada, pero encuanto el terreno
pica para arriba, malo. Como puedo, voy enganchándome a corredores que me
pasan, pero no aguanto, recibo animo tanto de corredores, como de público, que
se ha estado moviendo por el recorrido, durante toda la prueba. Por fin, encuentro
el ritmo que necesito en un corredor que me pasa y que ya no abandonaría hasta
la meta, pegado a el, pero sin darle relevo: Lo siento, no podía.
Una
vez que reconocí las primeras casas del Gollizo, vi el cielo abierto hasta la
meta, era prácticamente ultimo kilometro, había que disfrutarlo, incluso
pensaba que no había sido tan duro. Llegada a meta entre bastante publico. “Dorsal
721, Emilio Lorenzo, 6:21:59”, suena por megafonía. Por delante de mí, ha
llegado Samu, y Fran Corominas que viene de la ultra y la ha terminado en 9
horas, y poco después entraría Francisco Castilla. Mención especial a Sylvia,
2ª en su categoría, y Antonio Lopez, 3º en la suya, y que vienen de hacer la
ultra.
Tengo
que reconocer, que hay algo, que me ha dolido, más que los 45 km, que los
cuádriceps, que el frío, la lluvia, y el viento, y es el “siete” que le hecho a
las SPORTIVA Ultra-Raptor, subiendo la Almenara y eso si duele y deja cicatriz,
y no lo de los cuádriceps, y que las espero recomponer, lo mejor posible, con
aguja e hilo.
Saludos a todos.
Emilio Lorenzo
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